domingo, 17 de junio de 2012

Estuve mirando mis blogs antiguos. Error.

Primero porque en general, tarde o temprano me avergüenzo de todo cuanto he creado, lo que no habla bien de mí. Aunque para ser honestos: el blog personal era bastante terrible, y no seguí más allá de la ultima entrada. Eran todas más o menos lo mismo.

Segundo y más importante, porque me dan ganas de escribir.

Me gusta escribir. Siempre lo ha hecho, pero no soy constante, y me frustra dejarlo. Quiero contar historias. Quiero contar mi historia, pero es difícil. Difícil en parte por que ni yo la entiendo del todo, y difícil por que en el fondo, no he vivido nada, o así me parece, la mayor parte del tiempo. ¿Se puede contar una historia sin haber vivido una?

Me parece algo injusto conmigo mismo, pues objetivamente, algo he vivido. Me he emborrachado y drogado, he hecho música, y pintado cuadros, efectivamente he escrito; cuentos y poemas, si bien pocos. He viajado, aunque no mucho. He recorrido montañas, bosques y ríos, y he plantado algunos árboles.

Sin embargo aquí estoy, casi las dos de la mañana, tipeando esta entrada que no sé si verá la luz en mi computador gastado al que le falta la tecla "n", y más que recordando, contemplando mi vida desde fuera. capítulos de una serie que ví hace tiempo, con un protagonista que no me agrada.

Veo demasiada televisión.

Mala analogía, en todo caso. Más que un episodio de clips, donde se revisita el pasado en un cómodo formato de 22 minutos, el recorrer mis blogs, y ahora mis recuerdos se asimila más a saltar canales. Cien Manueles diferentes en cien canales diferentes. Pero todos observados desde fuera. Por mi vida, no sabría decir como llegué hasta aquí. puede que esa sea una buena temática narrativa, si es que llego a continuar esto "cómo llegué hasta aquí". Aunque no creo que pase.

¡Click! voy camino a enladrillado con Los Cabros (y más gente menos importante). ¡Click! La primera presentación con la banda, tocando covers desafinados de greenday antiguo. ¡Click! El año de Kung-Fu. ¡Click! Primer día de diseño ¡Click! borracheras con la M. ¡Click! En la cama con la Esta. ¡Click, Click, Click! enamoramientos no correspondidos, día de matrícula en antropología, Blind Guardian en concierto, ver a Korpiklaani en la calle. 

Desde fuera. Recuerdos convertidos en postales. En relatos de otras personas... ¿Cómo puedo contar mi historia, o cualquier historia, si lo vivo todo de espectador?

No se si me doy a entender, y temo un poco releer. Siempre me pasa.

Así y todo, no puedo evitarlo. Me leí y me recordé. Y leí a otros, parecidos algo a mi. Y como siempre, me entraron las ganas de escribir, que vienen y se van sin más, como amante caprichosa (y mira el ejemplo que doy, si cuando me pongo prosaico hablo de lo que no entiendo, y de qué entiendo menos que de amantes...).

Pero escribo y, aunque me molesta mi incapacidad de dar a entender lo que de verdad quiero, y me voy por tangentes estúpidas con una facilidad increíble, lo disfruto. Y como me pasa con demasiada facilidad de noche, me prometo que voy a continuar mañana, o pasado. No ha nada menos creíble que las promesas que se hacen antes de dormir... La mañana lo cambia todo. Es cuestión de preguntar a las mil novelas que nunca acabé, a los cientos de dibujos que nunca más ví. A las decenas de kilos que nunca perdí, y a las tres o cuatro que amé y que nunca supieron, mi confesión traicionada por el nuevo día.

En fin. Parece ser que hay más que decir (¿Quién lo diría?), y que efectivamente se hace camino al andar. Si siguiera divagando, y recordando; si presentara a los demás personajes en mi vida, que hacen mi presente un buen lugar, si quisiera un poco más a mi protagonista, y si viviera un poco más, ¿Quién sabe? Puede que hasta tuviera un cuento propio para contar.

En este momento solo espero que al dar vuelta la página, el deseo siga allí, y que no, como ha pasado tantas veces antes, se esconda solo para resurgir, a una hora inoportuna, la noche de un día gris, con otro objetivo en la mira.

Me estoy desenfocando. Soy pésimo para los finales.